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Nihon Criollo

Pensando Japón y Argentina

Foto del escritorValeria Rissotto

El comer, el anime y la literatura


En esta primera nota del Proyecto Interculturalidad Intima entérate cómo el ramen y el anime funcionaron como intereses en común que, hace ya seis años, unieron a Ale y Luis.


En este departamento de Almagro apellidos como Murakami, Matayoshi, Abe, Gaiman y Ballard saludan desde las solapas de los libros en la biblioteca y todavía se percibe el aroma al caldo de miso del ramen de anoche. Los objetos en la casa de Ale (30) y Luis (29) son un reflejo tanto de los intereses en común como de sus gustos individuales: gashapones y figuras de anime, libros de autores nipones y nikkei y recuerdos de sus dos viajes a Japón conviven con una multitud de juegos de mesa, merchandising de películas y series estadounidenses y, lo más importante, múltiples utensilios de cocina.




La biblioteca se presenta como el espacio donde lo ecléctico de sus consumos culturales se plasma en la articulación entre Argentina, Japón, Estados Unidos y, en menor medida, China.

Mangas y libros de autores nikkei ocupan este estante

Ale nos cuenta que tiene un interés especial por la literatura japonesa pero que su conexión con ella empezó en el cine.


A- Empecé por las películas, cuando tenía 14 o 15 años. Empecé por Audition de Takeshi Miike. Vi mucho de él. Y ahí comencé a leer ciencia ficción japonesa, lo que me llevó a Kobo Abe. Y después dije “si esto es lo moderno qué es lo clásico” y empecé a leer clásico. Audition la vi el cine Cosmos de la UBA. La embajada de Japón, cuando estaba en el centro, junto al Konex también hacía ciclos de películas. Ahí vi el Imperio de los Sentidos. La sala Leopoldo Lugones hace ciclos de películas japonesas también.


La dueña de casa detiene el tour de la biblioteca para contarnos de dos objetos:


A- Este es un premio que te dan en Hida no Sato, un museo en Takayama, por responder un cuestionario. Es un museo de arquitectura en el que re-armaron casas del período Edo en las que se practicaban diferentes oficios. Como las casas japonesas se arman por módulos son fáciles de trasladar. Vas recorriendo las casas y aprendes sobre diferentes oficios de la época.






A- Esto es un hanko que me hice la segunda vez que viaje. Es un sellito que no dice nada. Usamos un traductor para crear palabras que sonaran con nuestro nombre en kanji. Luis se los hizo grabar en un cuchillo y yo me hice un hanko. Se lee Are. Lo curioso es que el primer kanji significa brillo y el segundo oscuro o negro.




Luis mando a grabar dos de sus cuatro cuchillos japoneses

En el living también encontramos objetos de los intereses compartidos de la pareja:



-¿Ven anime juntos?


A- Sí. Ahora estamos viendo unos seis animes: el de sumo (Hinomaruzumou), One Piece, Boruto, Black Clover…


L- Golden Kamui…


A- Y yo después debo estar viendo unos tres o cuatro más.


-¿Cuál fue el primer anime que vieron?


L -Dragon Ball.


A -Caballeros del Zodiaco. El Krilin gigante de goma se lo regale yo, junto a dos armas para disparar de nerf que son pocket. Las usamos para dispararle al Krilin pero es difícil de tirar.


-¿De los objetos que hay en  su casa cuál es su favorito?


L- Mis cuchillos, no podría elegir solo uno. El set de cuchillos japoneses. Fueron comprados de a pares en cada viaje, son cuatro.


A- Creo que la tetera marrón es mi objeto favorito. La uso poco porque las teteras no se lavan adentro. Esto es un mundo, el mundo del té. La mayoría de los tés que tengo son tés ingleses negros. Las teteras se van curando con el tiempo, la tenés que precalentar igual que un tazón de ramen. Solo que las teteras no se lavan con ningún abrasivo. Por eso casi no la uso.  Me la regaló Luis con un vale y la fui a elegir a Punto Té en el barrio chino. Creo que desde que tengo eso que empecé a comprarme más cosas para cocinar, me empecé a cocinar más yo porque cuando vivía con mi abuela cocinaba ella. No la uso tanto pero es lo que más me gusta.


El cocinar, especialmente gastronomía japonesa, se convirtió en un punto de encuentro para esta pareja que siente que no es “tan fácil” encontrar gente con la que compartir los mismos intereses.

La cantidad de sartenes, ollas y especias nos hablan del lugar que ocupa la cocina y la comida en esta casa

-¿Cuál dirían que es su relación con Japón y su cultura?


L- Mi relación fundamental con Japón es a través de la comida.


A- Es de lo que hablamos día por medio, si no es todos los días, más allá de que el anime lo vemos y eso.


L- Claro, lo que realmente influye es la cocina y la comida.


-¿Cuándo se conocieron ya a los dos les gustaba la comida japonesa?


L y A- Si, si.


-¿Dirían que fue un punto de encuentro para construir la relación?


A- Si, todo interés compartido se convierte en un punto para armar la relación


L- Más que nada porque en un círculo tan cerrado es muy complicado encontrar gente para estas cosas


A- Si, no encontrás mucha gente que quiera cocinar tanto.


L- O que quiera ir a un restaurante japonés.


A- O que se la quiera jugar y tirar dos litros de aceite y freír dos horas para ver cómo sale esto. Eso es el tiempo que te puede llevar el tenpura.


-¿Tienen más amigos con los mismos intereses por la cultura japonesa?


L- No.


A- No, no muchos.


A- Cuatro de los tazones, los verticales, son mandados a hacer. Era el cumpleaños de Luis y quería regalarle tazones. Otros los compre en una casa japonesa y los más grandes los conseguí en el barrio chino. Los que mande a hacer son especiales porque tienen diferente forma. Cuando fuimos al Museo del Ramen probamos tazones de este estilo porque los clásicos son así redondos y los japoneses en general suelen ser de boca ancha. Entre el común y el vertical, el común es una porción y el vertical un poco menos de una. Y la forma hace que el caldo se comporte diferente porque vos tenes una parte de abajo que se llama Tare, que se va mezclando con el caldo y según como sean las paredes del tazón influye en cómo se mezcla. Es como cuando revolves que no es lo mismo revolver en un jarrito o en una taza porque tenés menos margen de movimiento.



-¿Cuándo empezaron a cocinar cocina japonesa?


L- No me acuerdo, siempre cocine. Creo que japonesa cuando pude tener acceso fluido a internet, hace 15 años o 16 años.


A- Yo por ahí a los 20 y tantos. Empecé a hacer arroz, pickles.


-¿De dónde surge la idea de cocinar comida japonesa? ¿Surge del anime?


L- Indudablemente, es el primer punto de contacto.


A- El anime te muestra muchas posibilidades que acá, antes, no se conocían. Ahora hay mucha más difusión de la comida japonesa pero en los 90’s solo se conocía el sushi. Entonces el anime era la única puerta a la diversidad en la comida. Ahora hay difusión a niveles estrafalarios porque tenes programas sobre cosas específicas. Nosotros vimos un anime de 120 capítulos que se centra en el pan (Yakitate Japan se llama). En Ranma ½ comían okonomiyaki y no sabes qué es hasta que no lo googleas y te enteras que hay dos estilos, sus ingredientes.


-¿Cuáles son sus platos preferidos para comer y cocinar?


A- Mi comida preferida para comer es karaage con arroz y ensalada, un Tendon (tenpura donburi) también puede ser. Me gusta cocinar Katsukare, y hacer pickles en general. De cocina argentina nada le gana a un churrasco vuelta y vuelta.


L- Me gusta el ramen y el takoyaki. De cocina argentina fideos con cualquier salsa. Me gustan mucho las pastas.

-Antes hablamos de comida nikkei ¿Cómo la definirías y qué platos incluye?


A- Es algo complicado de definir me parece. A nivel global, cocina nikkei es la fusión peruano-japonesa. Pero creo que esta surgiendo una cocina de fusión argentina, que también debería llamarse nikkei. Fusión es algo que junta dos cosas impensadas para crear algo nuevo. Yo hice para una reunión empanadas de surubi con miso pero sería complicado llamarla nikkei. Creo que falta un poco más de trabajo para crear esa identidad. Hay, sí, una búsqueda que se puede ver en la propuesta de varios restaurantes y chefs privados en la actualidad. Akira Takeuchi está curando carne con kombu y eso me parece buenísimo.



Hace seis años Ale y Luis encontraron en el otro eso que parecía no podían compartir con los demás. Los consumos culturales japoneses funcionaron como punto de encuentro y hoy se plasman a diario en objetos y prácticas. Sin duda esto nos hablan de qué les gusta a cada uno y cómo a partir de ello construyen parte de su identidad dando paso a un espacio intercultural donde la cocina tiene un papel protagónico.



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